En el mundo del arte y la arquitectura del paisaje, pocos nombres deberían estar más presentes que el de Gertrude Jekyll. Sin embargo, fuera del ámbito especializado, su legado ha quedado injustamente relegado al olvido. Esta mujer británica no solo transformó el diseño de jardines, sino que lo elevó a una forma de arte, aplicando conceptos pictóricos al paisaje vivo. Su visión cambió para siempre la manera en que entendemos la jardinería moderna.
Este es el viaje de una mujer que, armada con pinceles, flores y una mente brillante, sembró belleza donde solo había terreno baldío. Una historia que merece florecer.
¿Quién fue Gertrude Jekyll?
Nacida en 1843 en Londres, Gertrude Jekyll (pronunciado “Jeekul”) fue mucho más que una jardinera. Fue artista, escritora, diseñadora y botánica. Creció en una familia acomodada que valoraba la educación y el arte, lo que le permitió acceder a estudios de pintura en la South Kensington School of Art, donde también se formaron otros grandes artistas de su tiempo.
Desde muy joven, mostró una sensibilidad artística particular: le fascinaba la luz, el color, la textura… características que más adelante trasladaría a sus composiciones florales. Aunque soñaba con ser pintora, una afección ocular la alejó del lienzo. Pero su visión artística encontró un nuevo soporte: la tierra.
Una pionera del paisajismo moderno
A finales del siglo XIX, los jardines europeos seguían siendo en gran parte espacios formales, simétricos y rígidos, muchas veces diseñados por hombres que replicaban estilos clásicos. Fue entonces cuando Jekyll rompió moldes. Su propuesta era clara y revolucionaria: diseñar jardines como si fueran cuadros vivos, donde cada flor y arbusto debía colocarse con la misma intención con que un pintor aplica un color sobre el lienzo.
Su estilo se caracterizaba por:
- Paletas de colores armoniosas, inspiradas en la pintura impresionista.
- Uso de plantas autóctonas y resistentes, adaptadas al suelo y al clima.
- Diseños que cambiaban con las estaciones, manteniendo belleza todo el año.
- Contrastes de altura, textura y tono, para crear profundidad visual.
La alianza con Edwin Lutyens: arte y arquitectura en armonía
Uno de los momentos más importantes de su carrera fue su colaboración con el arquitecto Edwin Lutyens, con quien diseñó más de 100 jardines. Mientras él se encargaba de la estructura arquitectónica —muros, senderos, escalinatas—, Jekyll se ocupaba de darles vida con plantas y flores.
Juntos crearon algunos de los jardines más emblemáticos del Reino Unido, como los de Hestercombe House o Munstead Wood, la casa y jardín personal de Jekyll, que hoy sigue siendo referencia para diseñadores paisajistas de todo el mundo.
Esta colaboración demostró que el diseño de exteriores podía ser tan meticuloso y expresivo como la arquitectura o la pintura. Y, sobre todo, que el alma del jardín podía llevar firma femenina.
Más de 400 jardines y casi 1000 artículos
Gertrude Jekyll no se limitó a diseñar jardines. También escribió más de 1.000 artículos en revistas especializadas y publicó 15 libros, entre los que destacan “Colour in the Flower Garden” y “Gardens for Small Country Houses”.
En sus escritos, compartía no solo conocimientos técnicos, sino también una filosofía: el jardín como refugio, como obra viva, como acto de expresión íntima. Su estilo de escritura era accesible y poético, lo que atrajo tanto a jardineros profesionales como a aficionados.
Muchos de sus textos todavía se estudian hoy en escuelas de jardinería, aunque su nombre rara vez aparece en manuales generales de historia del arte o diseño.
¿Por qué fue olvidada?
Gertrude Jekyll fue reconocida en vida, especialmente en círculos académicos y artísticos británicos. Sin embargo, con el paso del tiempo, su figura se fue diluyendo por varias razones:
- La jardinería fue —y aún es— considerada una disciplina menor frente a la arquitectura o la escultura.
- Era mujer en un mundo dominado por hombres, y muchas de sus obras fueron atribuidas más a sus colaboradores masculinos que a ella.
- Su trabajo quedó eclipsado por movimientos más radicales del siglo XX, como el modernismo o la arquitectura funcionalista.
Hoy, el movimiento feminista y la revalorización de lo natural están ayudando a recuperar su figura. Pero aún queda mucho por hacer para devolverle el lugar que merece en la historia.
Su legado en el siglo XXI
El enfoque ecológico, artístico y sensible de Gertrude Jekyll encaja perfectamente con las corrientes actuales de sostenibilidad, paisajismo regenerativo y diseño con conciencia ambiental. Su principio de “Right plant, right place” (la planta adecuada en el lugar adecuado) sigue siendo una regla de oro para quienes buscan jardines duraderos y bellos.
Sus libros están siendo reeditados, sus jardines restaurados, y su influencia se percibe en miles de jardines urbanos, comunitarios y privados alrededor del mundo.
Una mujer que sembró más que flores
Gertrude Jekyll no solo dejó jardines: dejó ideas, formas de mirar la naturaleza, y una invitación a diseñar con el alma. Fue una de las primeras mujeres que entendió que la jardinería es también una forma de arte, y que el cuidado de la tierra puede ser una herramienta de belleza, salud y expresión personal.
Como tantas otras mujeres brillantes, quedó relegada por una historia escrita por hombres. Pero su obra está viva. Brota cada primavera. Florece en los jardines que inspiró y en cada persona que, al plantar una flor, se siente también artista.
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